miércoles, 30 de octubre de 2013

¿POR QUÉ NO..VOLVERME A CASAR?



Ninguna persona, en su sano juicio se plantea casarse con su pareja pensando que a la larga esa persona no será la indicada para pasar juntos el resto de nuestra existencia. Bueno, quizás debiera de rectificar indicando que aquellos que lo hacen sabiendo esto, ya tienen varios problemas de antemano..uno el de dar el paso sin ilusión y otro el resignarse al saber lo que le espera en el futuro –pero eso es otro tema-. Me apetece hablar -a raíz de pacientes que tengo en mi consulta- de aquellas personas que después de divorciarse quedan tan desilusionadas con el compromiso que jamás vuelven a plantearse volver a casarse y en muchos casos provoca un conflicto en la pareja.
¿Por qué nos casamos? Nos casamos principalmente por dos motivos, uno es por amor y el otro porque de alguna forma, queremos mostrarlo al mundo, a las personas que nos quieren, que nos acompañan en el camino de la vida, no “demostrar” –porque no hay que demostrar nada a nadie- sino “mostrar” el compromiso con el otro mediante un ritual, que también podemos llevar a cabo solos. Los rituales son muy importantes para las personas, no sólo de nuestro país, sino de todo el mundo. Podemos observar rituales en tribus perdidas del Amazonas, donde se ritualiza no sólo el matrimonio sino también el paso de la niñez a la edad adulta como símbolo de cambio en las diferentes etapas de la vida, teniendo en cuenta que para cada cultura es diferente el modo, la edad, etc. Es algo natural y que muchas veces necesitamos para seguir creciendo, como los rituales de despedida que nos ayudan a cerrar etapas y a pasar página.
Cuando empezamos una relación porque nos enamoramos elegimos al otro en el que vemos algo que nos atrae, nos resulta atractivo y empezamos esa maravillosa etapa de “desorden químico loco” que dura un tiempo. Durante esta etapa apenas vemos defectos, y si los vemos los justificamos y hasta nos parecen adorables. Pasada esta etapa debemos hacer otra elección, más racional y sensata, cuando vemos que esa persona nos valora, nos admira, tenemos un propósito de vida en común, una amistad fuerte, un deseo que genera una intimidad especial y una transparencia que nos permite reelegirle como compañero/a. En este momento puedo dar el paso hacia el compromiso, lo que me permitirá vivir con ilusión, aunque no con la certeza absoluta de que vaya a durar para siempre. Por eso hay que disfrutarlo cada día, cuidarlo cada día y crecer juntos a cada momento. Si llegado el día el amor desaparece, será mejor que cada uno siga su camino, de la forma más sana posible. Aquí empieza otro nuevo ciclo personal, donde hemos aprendido mucho y nos ha permitido evolucionar y seguir hacia adelante.
Estas elecciones pueden hacerse incluso varias veces en la vida, porque somos humanos y porque buscamos la felicidad sobre todas las cosas. Quiero remarcar con mucha fuerza –quizás porque también me toca de cerca- que la persona de tu vida es aquella que está en tu vida en este momento, la que te hace feliz en “este momento”. Por lo tanto, ¿Por qué no volverse a casar? Si este es mi presente y mi existencia transcurre en el presente, nunca en el futuro y menos en el pasado –que ya no existe- ¿Qué me lo impide? Y en cualquier caso, si me lo impide cierto dolor tendré que trabajar en ello hasta superarlo, pero el responsable no es el compromiso, sino quizás sólo una mala experiencia.

viernes, 11 de octubre de 2013

¡Adiós macho ibérico!

Un estudio revela que las mujeres prefieren hombres con algunos rasgos femeninos en lugar de aquellos que muestran un aspecto muy masculino. La razón es que no son vistos como buenos candidatos para una relación permanente. Y es que las mujeres han dejado de creer en el mito de la masculinidad asociado al buen estado físico e inmunidad a las enfermedades. Pero no hace falta ningún estudio para darnos cuenta de que algo empezó a cambiar ya hace tiempo, cuando las mujeres comenzamos a ir desterrando comportamientos machistas de nuestras vidas gracias a nuestra independencia social, económica y sexual.
Poco a poco, los machos ibéricos que utilizan la fuerza o el poder para seducir se van extinguiendo porque eso ya no nos resulta atractivo. Las mujeres ya no deseamos ser poseídas por un hombre que nos proteja, hemos aprendido a protegernos solitas y además muy bien, por lo que ahora anhelamos una pareja que comparta nuestras inquietudes a través de una relación basada en el amor, el respeto y la sensibilidad.
Ni que decir tiene que alguno queda por ahí desperdigado, muchas veces fingiendo ser quien no es –va de duro- porque “así son los hombres de verdad”, sin ñoñerías ni sensiblerías. Como decía El Fary “el hombre blandengue” que él tanto detestaba, porque la mujer se aprovechaba de él, llevando las bolsas de la compra o el carrito del bebé (podéis verlo en youtube) y quizás le funcione todavía esa forma de seducir, pero estoy segura que sólo con determinado tipo de mujeres sumisas que también están estancadas en otros tiempos.
Evidentemente el macho tiene que actualizarse, y aceptar que muchas veces tiene que asumir el papel de conquistado en vez de conquistador y aprender a desarrollar su sensibilidad sin miedo a perder la masculinidad, relacionándose con las mujeres desde la autenticidad y la seguridad personal. Muchas veces en consulta me preguntan “¿Qué hago para seducir a las mujeres?” y es algo realmente difícil de responder –tampoco tengo todas las respuestas, sino sería Dios en vez de psicóloga- y con el tiempo, la experiencia y mi trabajo como asesores, sólo puedo responder: “Sé tú mismo”.