martes, 28 de mayo de 2013

Crecimiento Personal: El miedo

Crecimiento Personal: El miedo


No te dejes devorar por ese monstruo tan horrible y destructivo, porque poco a poco, te va engullendo hasta no dejar nada de tí. Lo primero es creer en tí mismo y conocerte. Conócete y te amarás, o si lo prefieres, ámate y te conocerás, el órden es lo menos importante. Confórmate, pero no con resignación -forma negativa de conformarse-, sino aceptándote (reflexiona acerca de la diferencia) y sé asertivo, vales mucho por ser quien eres, házselo saber al mundo y siéntete orgulloso por expresar tus ideas y tus opiniones, aunque vayan en contra del resto. Eres un ser que ama, mereces el mismo respeto que las demás personas que también aman, ni más ni menos. Y finalmente disfruta de ser quien eres ya que eres único, de cada cosa que haces, sientes y piensas -¡ pero cuidado con lo que piensas! porque tus pensamientos NO SON tú, y en ocasiones pensamos de forma irracional y destructiva hasta creernos lo que nos dicen-. En definitiva estos son algunos recursos con los que contamos para acabar con el miedo y el sufrimiento. El miedo paralizante y aniquilador sólo nos hace vulnerables al dolor. Aunque nace con nosotros porque es instintivo para la supervivencia, no debemos dejar que abarque más terreno del necesario y el poder para hacerlo cada día más pequeño solo lo tenemos nosotros mismos, es nuestra responsabilidad. De nosotros depende no dejarnos devorar.
MARIANNE WILLIAMSON es una de las escritoras sobre espiritualidad y crecimiento personal más populares entre muchas lectoras femeninas, dejándonos estas hermosas palabras en una de sus obras:

“Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos. Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, la que nos atemoriza. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres para no serlo? Infravalorándote no ayudas al mundo. No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca de ti. Esta grandeza de espíritu no se encuentra solo en algunos de nosotros; está en todos. Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los demás permiso para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros.”
(Leído por Nelson Mandela después de 27 años de prisión y ser elegido en 1994 presidente electo de Sudáfrica).

jueves, 23 de mayo de 2013

Autoestima y salud mental

Autoestima y salud mental

 ¿Por qué no te crees que te mereces todo lo bueno que te pase? ¿Por qué piensas que tus ideas y opiniones valen menos que las de los demás? ¿A qué se debe que creas que eres menos importante que cualquier otra persona? Si algunas de estas preguntas te han hecho sentir algo en las tripas y has notado un nudo en la garganta, quizás sea por haberte sentido identificado con cualquiera de ellas –o con todas- y esas sensaciones te están  diciendo algo, te están mandando un mensaje claro: tenemos un problema. Piensa un poco, ¿te han educado para disfrutar o para sufrir? Me explico, fíjate en tus padres, ¿acaso no estaban en estado permanente de “alerta” ante todo lo que nos pasaba? Si estábamos enfermos, si éramos unos trastos, si éramos demasiado tranquilos, pasándolo mal por todo y en un “sin vivir” constante. Si eres de de los que te enseñaros a disfrutar ¡enhorabuena! Sólo tendrás que leer este artículo para aprender cosas nuevas, pero si eres de los segundos –como la mayoría- es hora de que entiendas algunas cosas.
Nos han enfocado constantemente hacia lo negativo en la vida, hacia lo que nos perturba, nos inquieta, nos produce miedo, por lo que hemos aprendido a ser inseguros y desconfiados ¡y lo peor de todo!, hemos aprendido a no disfrutar de todo lo bueno que nos pasa, porque quizás, no sea bueno disfrutar demasiado..claro, tampoco estamos acostumbrados a hacerlo.
Estamos acostumbrados a frustrarnos y a alardear de todo lo malo que nos pasa, porque alardear –o simplemente comentar-lo bueno que tenemos “está feo” y lo que es todavía más feo, hacerlo sobre nosotros mismos. ¿Os imagináis la conversación? “Hola Pepita, chica, qué vestido más bonito llevas hoy” a lo que Pepita responde “Si, es precioso, además me favorece muchísimo, sobre todo me resalta las curvas tan estupendas que tengo”. La amiga probablemente se irá pensando que Pepita es demasiado creída, porque lo que espera es que le contestemos “¿Si? ¿te gusta? Pero si es muy barato, apenas 20€ me ha costado”. ¿Cuál es la diferencia? En el segundo caso primero no nos lo creemos del todo (buscamos la aprobación de los demás) y luego le restamos importancia por aquello de quedar bien. En el primer caso Pepita hace un alarde de autoestima al que pocos estamos acostumbrados, y aunque la amiga se vaya desconcertada, Pepita se siente feliz y segura de sí misma.
También es cierto que mediante este tipo de educación, es decir, enseñar a sufrir, es más fácil controlar a los adultos, más sencillo condicionarlos para llevarlos mejor por el camino que interese en ese momento – aunque ese es otro tema-, lo cierto es que nos han enseñado como a su vez han enseñado a nuestros padres, lo que han vivido ellos y es normal. Lo importante es ser consciente y no repetirlo con las nuevas generaciones para que crezcan seguros de ellos mismos, sin miedo. Porque no es malo ni peligroso ni egoísta pensar que uno mismo es un ser extraordinario, único e irrepetible. Además es cierto, somos seres especiales, todos y cada uno, ¿No es motivo suficiente para gritarlo al mundo? No somos ni más ni menos que nadie, es momento de entender que todos estamos dentro del mismo saco –o universo, como lo queráis llamar- para vivir como mejor sepamos durante los años que dure el viaje, ¡ojo! Que no es tan largo, haz como Pepita, ponte tu mejor vestido ¡y presume de curvas! Los demás que piensen lo que quieran.

martes, 21 de mayo de 2013

La magia del beso

Os invito a que cerréis los ojos e imaginéis el momento de vuestro primer beso, pero no uno cualquiera, ese primer beso de amor que disteis a aquella persona que tanto os gustaba. Estabais atacadas de los nervios y pensando todo el tiempo en qué hacer con las manos o con la lengua, ¿me equivoco? Y es que a pesar de que para la mayoría habrá llovido mucho es imposible olvidar el torrente de sensaciones y emociones que aquél beso nos provocó, por encima de los nervios o el mal rato de la inexperiencia. Para las mujeres este primer paso en nuestras vidas es mágico y muy especial –no digo que para los hombres no lo sea- sin embargo nosotras –muchas de nosotras- lo recordamos con mucho más cariño que nuestra primera experiencia sexual. El motivo es que nos asusta menos, no implica tanta responsabilidad a la hora de lanzarnos a la piscina como el embarazo o el pensar en el dolor que me producirá la penetración. Por ello la primera experiencia sexual para muchas mujeres no es en absoluto un hecho a recordar como “lo más maravilloso”. Es cierto que muchas lo recordamos más por la persona con la que estábamos compartiendo ese momento que por el placer físico de la situación y es algo único, sin embargo nos suele parecer más romántico y bonito el primer beso de amor, es así. Hay que tener en cuenta la edad, ese beso suele darse cuando somos jovencitas, casi todavía niñas, donde todavía soñábamos con encontrar ese príncipe azul con el que vivir experiencias maravillosas y contárselo a nuestra mejor amiga, lo idealizábamos porque pensábamos en cómo sería y con quién sería, por lo que cuando ocurría era realmente fascinante. Además nosotras no pensábamos en ir más allá, no pensábamos en sexo, ese beso era suficiente para mantenernos noches enteras en vela pensando en esa persona que a partir de ese momento, ocuparía un lugar muy representativo en nuestras vidas..y es que no podemos evitar ser unas románticas. Es más, para nosotras es un acto de conexión más íntimo que el mismo acto sexual (¿Recordáis Pretty Woman?).. mientras que para ellos, muchas veces es solo el paso previo al coito.
Con el paso del tiempo, lo que fue tan mágico se convierte en normal, pierde la esencia cuando estamos mucho tiempo con la misma persona –es lo primero que se pierde en una relación a largo plazo- recuperando todo su misterio cuando cambiamos de pareja –pura química cerebral-. De hecho, como curiosidad, la antropóloga Helen Fisher –profesional a la que admiro profundamente – explica que “besar es una forma de espionaje, intercambio de información sobre el candidato a algo más serio- y, por lo tanto, influye en la elección de la pareja. Para las mujeres, sirve para conocer las condiciones físicas de cualquier aspirante a ser padre de sus hijos. Los hombres saben, gracias al beso, hasta qué punto las mujeres son fértiles, incluso si están más cerca de la menstruación”. Está claro que hoy en día esto no es tan importante, sin embargo fue fundamental para la especie.
Y es que no les damos la importancia que tienen nuestros besos, y eso que en el cerebro se producen reacciones extraordinarias y maravillosas: aumentan los niveles de dopamina, adrenalina y noradrenalina, sustancias químicas que disparan la sensación de bienestar y ¡nuestra libido! Y también suben las cotas de oxitocina, testosterona y endorfinas, hormonas implicadas en la interpretación del placer y que aumentan el deseo y refuerzan los vínculos emocionales (el apego). ¿Por qué no le sacamos más provecho? ¿Por aburrimiento quizás? Pues probad a recibir a vuestra pareja con un beso cada día, mirándole a los ojos y acompañado de una sonrisa cómplice, e igualmente siempre antes de dormir, algo más tierno. ¡Bajo mi punto de vista, tendría que ser obligatorio! Ya que la falta de contacto físico hace que nos distanciemos y si una cosa lleva a la otra..¡peligro!
No dejes que vuestros labios sólo se acaricien durante los mal llamados “preliminares” (de esto hablaremos otro día), simplemente hazlo y observa todo lo que pasa por dentro, siente todo lo que el cuerpo te dice y vuelve a hacerlo mágico. ¡Bon appetit!

martes, 14 de mayo de 2013

La plasticidad neuronal:noticias

Este artículo define lo que en neuropsicología se llama "plasticidad neuronal", es decir, la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida, como reacción a la diversidad del entorno. Es fascinante ver cómo nuestro cerebro se recupera de manera sorprendente ante las lesiones, o entender como estas rutas se crean en el cerebro a través del aprendizaje y la práctica, de forma muy parecida a como se forma un camino de montaña a través del uso diario de la misma ruta por un pastor y su rebaño.
Desde que la ciencia ha demostrado que nuestro cerebro puede seguir aprendiendo hasta el final, el "yo soy así" ya no es excusa para no cambiar algún aspecto de nuestra personalidad que nos hace infelices.


http://www.tendencias21.net/Descubren-como-el-cerebro-define-nuestra-personalidad-con-el-paso-del-tiempo_a18110.html

lunes, 13 de mayo de 2013

Erotismo al gusto

En el universo de la sexualidad existen numerosos recursos a nuestro alcance para explorar el erotismo. Este erotismo es algo exclusivamente humano que nos permite entrar en contacto con nuestras fantasías, nuestra sensualidad y por supuesto establecer una complicidad única con nuestra pareja y ¡cómo no! con nosotros mismos. Cuando estamos dispuestos a jugar, a investigar nuevas formas de llamar al deseo significa que somos personas abiertas al desarrollo personal y que nos preocupamos por seguir sintiéndonos vivos, ya que a través del erotismo o auto-erotismo potenciamos cada uno de nuestros sentidos y ponemos en contacto el cuerpo y la mente, para imaginar y transformar la relación sexual en un arte.
Vamos a ponerle un poco de azúcar al pastel. ¿Por qué no entrar en calor viendo juntos una película erótica? –ojo, nada de sexo explícito-. De lo que se trata es de provocar, seducir de una forma sutil, encender una chispa que nos lleve a ponernos juguetones. El objetivo no es excitarse tanto como crear ambiente, ayudar a despertar la imaginación con escenas que nos parezcan seductoras para sintonizar con la frecuencia erótica. Al mismo tiempo que jugamos juntos estamos cambiando de camino para llegar a la relación sexual disfrutando del paisaje, lo cual no quiere decir que siempre tengamos que llegar al destino, simplemente podemos quedarnos en el trayecto y deleitarnos con lo que nos vayamos encontrando. Cojamos una novela erótica y leamos cada uno un capítulo o párrafo que nos parezca tentador, tenemos que hacerlo con una voz suave y sugerente, en un ambiente tranquilo que invite a la calma –hay que buscar el momento, sin relojes-. A partir de ahí puede pasar lo que queramos, podemos encontrarnos físicamente o podemos quedarnos relajadamente charlando acerca de las impresiones de cada uno respecto a la lectura elegida: si nos ha gustado, si nos ha excitado o provocado alguna emoción erótica, etc. Lo mismo puede ocurrir con las películas, podemos comentar las escenas e incluso plantear como juego el llevarlas a cabo nosotros mismos en algún momento, planear cómo lo haríamos –al más puro estilo “Pasión turca” por ejemplo- o qué cambiaríamos. Lo único que tendremos que tener en cuenta es que es positivo para la relación plantearlo como una forma más de llamar al deseo, no la única y por ello no “necesitarlo” siempre para excitarnos. Teniendo esto claro podemos disfrutar mucho haciendo este buen uso del erotismo al mismo tiempo que estamos enriqueciendo nuestras relaciones sexuales.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Hablemos de Inteligencia Emocional I

Hablemos de Inteligencia Emocional I



La INTELIGENCIA EMOCIONAL puede definirse como la habilidad para tomar conciencia de las emociones propias y las de los demás, y la capacidad para regularlas.

Goleman reúne estas competencias en cuatro factores básicos:

1.     La capacidad para darse cuenta y tomar conciencia de las emociones propias
2.     La capacidad de automanejo, control y regulación de las emociones propias
3.     La capacidad de darse cuenta de las emociones y motivaciones de los otros, y del impacto de nuestras conductas sobre ellos
4.     La capacidad para influir y manejar las relaciones con los demás

Poco a poco iremos desvelando las claves para sentirnos mejor con nosotros mismos y cómo esto mismo tiene un impacto muy importante a nuestro alrededor.
Las emociones, en el sentido más restringido del término, son reacciones psicofísicas momentáneas. Los sentimientos engloban emociones, pero les añaden duración. ¿Cómo? Asociándolas a un pensamiento, imponiéndoles un ‘significado psicológico’.
La fórmula que construye el sentimiento es la siguiente:

EMOCIONES  +  PENSAMIENTO  =  SENTIMIENTO EMOCIONAL
(activación física)  +  (etiqueta cognitiva)  =  sentimiento emocional

Por ejemplo, si cuando entras en una sala donde hay un grupo y todos se ríen, tienes una respuesta física emocional (activación) y puedes pensamos muchas cosas:

‘He hecho el ridículo’ = sentirás vergüenza
‘Se están divirtiendo, vamos a pasarla bien’ = sentirás alegría

Así, en gran parte, lo que sentimos depende de lo que ‘decidimos’ pensar. Como consecuencia, podemos controlar en cierta medida cómo sentimos mediante el pensamiento. Esta ‘cierta medida’ viene limitada porque en la vida real tenemos ideas preconcebidas de los objetos y la gente, y pensar diferente requiere cambiar de actitudes ¡lo cual no es tarea fácil! y muchas personas prefieren no hacerlo por comodidad.

Así que manos a la obra y basta de generar pensamientos negativos y destructivos que en definitiva, no nos ayudan a sentirnos bien. Vamos a entrenar nuestro cerebro para que juegue a nuestro favor y no en contra, para que así sea más fácil encontrar el equilibrio interior y se refleje en nuestra salud.

viernes, 3 de mayo de 2013

Nueva pareja, nuevos acuerdos



Como siempre me gusta decir cuando nos enfrentamos a una nueva relación de pareja: “olvídate tanto de las cosas que funcionaban como de las que no lo hacían en cualquier otra relación anterior y prepárate para aprender un camino diferente”. Esto no es fácil sobre todo con la edad, ya que conforme cumplimos años vamos adquiriendo costumbres y “manías” que son cada vez más complicadas de erradicar, y con una nueva pareja –que también tiene las suyas- todo parece más caótico. Acoplarse es un proceso que para muchos no cuesta trabajo, sin embargo para otros es un auténtico desafío que en ocasiones, lleva a la consulta de un psicólogo para tratar de encontrar un punto de unión que no les lleve a la ruptura. 
Lo más importante cuando se da este tipo de casos es la voluntad de involucrarse en los cambios –que los habrá- con respecto a las propias actitudes, pensamientos y emociones, además de priorizar la relación de pareja por encima de cualquier otra cosa. Con estos dos ingredientes podemos empezar a cocinar una maravillosa relación de confianza, respeto y comunicación que nos llevará a conseguir un buen entendimiento entre ambos, ante cualquier situación. Y digo cualquier situación porque lo más difícil es hacerlo cuando entran en juego los conflictos. Durante estos momentos no sabemos qué quiere el otro –que tampoco lo dice-, qué desea, qué le molesta, en qué es capaz de ceder, cómo debemos actuar, etc... lo cual unido a la impaciencia y la tensión puede generar que nuestra cabeza sea una olla exprés a punto de estallar, perdamos el norte y acabemos por discutir incluso de cosas que no vienen al caso, cuando no empezamos a sacar trapos sucios y ¡sálvese quien pueda!
Ya sabemos que las diferencias entre hombres y mujeres no se limitan al aspecto físico, son mucho más profundas y tienen que ver con esos pensamientos, emociones y comportamientos que he mencionado arriba –está científicamente demostrado que las mismas áreas cerebrales se comportan de forma distinta en el cerebro masculino y femenino- ¿Por qué digo esto? Esas diferencias, ya en un principio pueden dificultar en extremo la convivencia y la comunicación, pero todo se complica más si no empezamos a entender que, ante una nueva pareja, completamente distinta de la anterior, estas diferencias se unen a nuestros hábitos pasados y es cuando aparecen los problemas de acoplamiento, tanto emocional como de convivencia.
Existen unas pautas o herramientas que pueden ayudarnos en el objetivo de llevarse mejor, aumentar las coincidencias y disminuir las discrepancias para discutir menos y llegar a acuerdos para alcanzar la relación que queremos con la otra persona. Son algunas claves para comenzar desde un mismo punto de partida para caminar juntos, como un equipo.
-          El pasado no existe. Si aparece, que sea para extraer lo aprendido de nuestros errores y sacar el jugo más positivo posible. Nunca para echar en cara y hurgar en  heridas ya cerradas.
-          El futuro tampoco existe. Si, has leído bien. “ESTE MISMO MOMENTO”  es el único que “ES” y es aquí donde hay que implicarse al máximo, con todos nuestros sentidos.
-          Encontrar espacios y situaciones apropiados para establecer acuerdos y nunca bajo una tensión emocional extrema, cansancio o agresividad.
-          No imponer. Tratar siempre de ponerse en el lugar del otro y no esperar que reaccione, se comporte, piense o sienta como nuestra ex pareja.
Si aun así, no se encuentran puntos de encuentro por más que se intente –por el motivo que sea- es absurdo seguir sufriendo o con una relación imposible. Las parejas incompatibles, existen.